Esta pigmentación es el resultado de hematomas, hemorragias menores y reacciones inflamatorias que ocurren durante la escleroterapia. Si bien generalmente se resuelve en unos pocos meses, la protección UV adecuada es esencial para evitar una mayor decoloración. Además, los tratamientos como la tonificación láser y los ungüentos especializados pueden ayudar a acelerar el proceso de decoloración y mejorar la apariencia general de la piel.